Esa portada pasará a ser de las míticas del rock, con Billy Duffy abierto de piernas, con la mano levanta a punto de soltar uno de sus inconfundibles riff de guitarra.
En este disco se podria decir que maduran, pero sin perder su esencia, y si eso no alcalza, crean clasicos inmortales y tal vez imprescindibles en su repertorio, (además de tener alguna colaboración gloriosa como la de Iggy Pop).
Fire woman, New York City o Sweet soul sister, rock puro, y con todos los elementos que debe tener una gran banda de dicho estilo, Astbury, un cantante sobrado, Billy, guitarrista fino y una sección rítmica a prueba de bombas, además de estribillos coreables.
El tema que abre el disco, Sun King, es una declaración total de intenciones, Duffy despachando riffs y sólos descomunales y alcanzando unos momentos de gran intensidad rockera.
Para recordar y disfrutar.
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